Una amable comentarista me recuerda que Noviembre es tiempo de membrillos.
D. Javier decirle que este mes es el de hacer el membrillo de toda la vida. Ese que te la endulza y que en el Reino de Dios una mujer lo hace para su familia y también para regalar.
Las membrillas son más dulces.
Y es tan fácil como hervirlos y luego de pelar ponerlos en una cacerola, y con el mismo peso de azúcar que hiervan un tanto pero sin quemar demasiado el azúcar pues se torna demasiado oscuro.
Después la familia se lo merienda durante el año y está igual de bueno tierno que seco. A mí me gusta más bien tierno y si se quiere conservar de ese modo basta con ponerlo en profundas fuentes.
Es curioso porque don Francisco -el amable ser humano que me ayuda a Misa cada día- me regaló hace un par de días un dulce de membrillo que hace él. También hace unos almendrados de los que hablaré otro día. Y me explicó el proceso. Quitarle la pelusa al membrillo remojándolo y pasándole un cepillo. Cocerlo, triturarlo y mezclarlo con -¡atención!- setecientos cincuenta gramos de azúcar caramelizado por kilo de membrillo. También él me ha dicho que lo prefiere blandito, como mermelada.
La cocina dadaísta está de moda. Otro amable comunicante, escribe:Me paso por aquí para darle esta receta.
Ingredientes
250 grs de manteca
500 grs de harina
1 huevo
5 cucharadas de azucar
Anises.
Preparación.
Coja ud. parte de la manteca -como 100grs- y añada los anises. Fúndala... En una cacerola vierta toda la manteca -la fundida y sin fundir- junto con el huevo y el azucar. Batir los ingredientes antes de verter la harina. Mezclar bien y dar forma.
Al horno hasta que estén doradas.
Y ahora lo dificil...no comer hasta el día o dias siguientes, que están mejor.
sds!
Supongo que se trata de mantecas anisadas. Es bonito eso de "mezclar bien y dar forma". Pero yo me pregunto ¿qué forma han de tener las mantecas anisadas?
D. Javier a mí me queda de miedo con peso y peso. Algún día me acerco por Villena y le llevo un platito. Ya le aviso para asegurarme que está donde toca.
ResponderEliminarY otra cosa, ¿ha visto el éxito que tengo en el blog HÁBLALES DE JESÚS de D. Joan? Lo tengo en recomendados. Y sepa que me vuelven a comentar los que ya me comentaron, ¿a que parece otra receta?
Y una de cosa triste: creo que se me ha enfadado dadaista. No sé porqué.
Avíseme y hacemos un concurso de membrillos. En cuanto a don Dadaísta, no se preocupe usted demasiado. Los dadaístas son seres impredecibles pero no rencorosos.
ResponderEliminarY si al hablar de su éxito en todos los blogs pretende usted darme envidia, sepa que no lo va a conseguir. Humildemente le ruego -eso sí- que me pase la receta.
Pues no hay receta, fue el azar. Me lo pidió el dueño de ese blog.
ResponderEliminarY sepa que se lo he dicho por lo bajini, por la confianza. Y además sólo se lo diría, aún ella, a un alma grande.
Estimado Don Javier...
ResponderEliminar¡Los dadaistas somos predecibles y rencorosos!
sds!
¿Ve usted, doña mjbo, qué impredecibles son los dadaístas?
ResponderEliminarEstimada mjbo...
ResponderEliminarYa le he dejado un mensajito en su blog. No le hagas ni caso a Don Javier, que aún cuando alguna que otra vez haya inspirado a Dadá en su juventud...no tiene ni idea.
sds!
PD. La forma: coja ud. un segmento de tubería de cobre de 3/4 de pulgada y una altura de 3 cms y rellene con la masa...y tendrá unas mantecadas extruidas originalísimas que con el calor del horno no consiguen mantener su verticalidad, siendo cada una de ellas, como nosotros, especial.
¡Oh! ¡Forma de tubería! Mañana mismo me aplicaré a ello. ¿Mantecadas extruidas? ¡Oh!
ResponderEliminar¡Gracias!